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jueves, 12 de abril de 2018

Unción de enfermos en la parroquia.

SÁBADO 21 A LAS 18
IGLESIA PARROQUIAL DE ARRIONDAS
 
SANTA MISA
CELEBRACION COMUNITARIA
DE LA
UNCION DE ENFERMOS


Abordaremos estos temas:
La enfermedad y el enfermoLa actitud de Jesús con los enfermosLa actitud de la Iglesia con los enfermos. El sacramento de la Unción. El ritual de la Unción. La enfermedad y el enfermo.
La enfermedad es algo extraño a nosotros mismos, que altera nuestra vida. No sólo sufre un miembro o una parte del cuerpo, sino todo mi yo personal. Son varias la actitudes que podemos tener ante la enfermedad: resignación, rebelión, aceptación confiada o desorientación vital.

Respuestas ante el dolor
Pero siempre está la pregunta por el dolor:¿Por qué me ha tocado a mí ?Distintas respuestas ante el dolor: En el paganismo la enfermedad es el efecto de la acción de dioses malignos. En el Antiguo Testamento es un castigo de la culpa. Se sigue de ello la impureza legal, que aparta al enfermo del culto a Dios.En el libro de Job se acata el poder y la sabiduría de Dios que ha enviado la enfermedad, sin buscar una explicación.Para algunos la existencia del dolor en el mundo les impide creer en Dios.
La actitud de Jesús con los enfermos
“Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia”(Mt 9, 35). Los enfermos, junto con los pobres, eran los primeros destinatarios de sus palabras y de sus atenciones. dffdfDonde quiera que iba, siempre acudían a él enfermos y personas que sufren, puesto que veían en sus palabras y en sus obras una esperanza de curación o de consuelo.
Jesús con los enfermos
El comportamiento de Jesús con los enfermos se caracterizó por muchas curaciones milagrosas narradas en los evangelios. Estas curaciones eran signos de la salvación definitiva de la persona, que él venía a traer al mundo y en la que también la enfermedad y la muerte, lo mismo que el pecado, serían un día abolidos.
La actitud de la Iglesia con los enfermos
El Señor quiso asociar a los apóstoles en su misma obra.El anuncio del evangelio en el mundo debía de estar acompañado del cuidado y de la curación de los enfermos. Ya en sus primeras apariciones, Pedro cura a un lisiado que pedía limosna en la puerta del templo:“No tengo plata ni oro -le dijo-, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y anda” (Hch 3, 1-10).“La gente sacaba los enfermos a las plazas, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno” (Hch 5,15) 
Deber de un cristiano
Desde los primeros siglos, los cristianos se han distinguido por su atención a los enfermos.De su solicitud amorosa surgieron los primeros hospitales. Muchos santos y santas, órdenes religiosas y congregaciones han nacido para atender estas necesidades en todos los tiempos.La atención a los enfermos es un deber ineludible de todas las comunidades cristianas.
El sacramento de la Unción
El sacramento de la unción de los enfermos (llamado anteriormente “extrema unción”)Es el signo sacramental de la gracia del Señor para los enfermos y los ancianos. Une más íntimamente a la persona con la Pasión de Cristo. Este sacramento ya está prefigurado en la práctica de los apóstoles enviados por Jesús de dos en dos para predicar la conversión.“Echaban muchos demonios,Ungían con aceite a muchos enfermosY los curaban” (Mc 6, 13). El uso de la unción con aceite estaba muy difundido en Israel. Servía para perfumar el cuerpo y para robustecer los músculos, dando vigor, frescor y salud;Se utilizaba también para aliviar los dolores y para curar las heridas.El aceite, pues, era el símbolo más adecuado para expresar la salvación y la curación de los enfermos.
¿Está enfermo alguno de vosotros? Unción con óleo
La carta de Santiago habla de una unción con óleo que ya hacían los presbíteros de la primitiva Iglesia:“¿Está enfermo alguno de vosotros?Llame a los presbíteros de la Iglesia, que recen por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor.La oración hecha con fe salvará al enfermo y el Señor lo restablecerá; y si hubiera cometido algún pecado, le será perdonado” (St 5, 14-15).Esta práctica de las primitivas comunidades se difundió muy pronto en toda la Iglesia y ha venido realizándose hasta nuestros días. 
El ritual de la Unción
El concilio de Trento declaró que el texto del apóstol Santiago promulgaba el sacramento de la “extrema unción”, como entonces se llamaba. En él no hay nada mágico.La unción tiene un significado sacramental y su efecto va unido a la oración en nombre del Señor. Es un remedio para el espíritu y para el cuerpo, para que la debilidad física no lleve al enfermo a la desesperación o a la rebelión.
Unión íntima
El sacramento de la Unción confiere una gracia particular, que une más íntimamente al enfermo a la Pasión de CristoPor su bien y por el de toda la Iglesia otorgándole fortaleza, paz, ánimo y también el perdón de los pecados, si el enfermo no ha podido confesarse. Además, este sacramento concede a veces, si Dios lo quiere, la recuperación de la salud física. En todo caso, esta Unción prepara al enfermo para pasar a la Casa del Padre. 
Unción de los enfermos
El concilio Vaticano II ha llamado a este sacramento “unción de los enfermos”Para indicar que no está destinado sólo a los enfermos que están a punto de morir. Por tanto, el tiempo oportuno para recibirlo comienza“Cuando el cristiano ya empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o por vejez” (SC 73).
Por esta santa Unción
Mientras el sacerdote unge la frente y las manos del enfermo, recita la siguiente oración:“Por esta santa Unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. Amén.Para que libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en la enfermedad”. Amén. 
ORACIÓN 
Te rogamos, Redentor nuestro, que por la gracia del Espíritu Santo, cures los dolores de los enfermos, sanes sus heridas, perdones sus pecados, ahuyentes todo sufrimiento de su cuerpo y de su alma y les devuelvas la salud espiritual y corporal, para que, restablecidos por tu misericordia, se incorporen de nuevo nuevo a los quehaceres de su vida. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

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