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miércoles, 25 de febrero de 2009

Vida Cristiana

VIDA CRISTIANA

¿Cuáles son y en qué consisten las obras de misericordia?

Sostener de buen grado a los que están a nuestro cargo
S. Pablo decía a los cristianos de Éfeso con mucha humildad mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor (Ef 4,2). A veces nos cuesta comprender que las dificultades de la ancianidad o la enfermedad deterioran a los seres queridos y que ya no reaccionan como quisiéramos. La relación se hace difícil. Es un momento de elevar nuestra vida de unión a Dios, pues sin la Gracia del Espíritu Santo no podremos ser misericordiosos con los que nos necesitan.
Dar albergue al peregrino
Esta obra parece retrotraernos a la Edad media y nos hace imaginar el "camino de Santiago de Compostela" o de las famosas peregrinaciones a Tours. Tiene, con todo, un aspecto moderno; las peregrinaciones no han terminado. No se hacen ya como antes, pero siguen existiendo y pertenecen al mundo religioso de los que buscan a Dios y lo adoran. Albergar al peregrino hoy es un llamado a los que viven en las ciudades sedes de santuarios para que ayuden como puedan a los que llegan buscando la misericordia de Dios. Poner a disposición sanitarios, bebidas, remedios y lugar de descanso puede ser una manera de recibir al peregrino, que es Cristo.

EL DIA DEL SEÑOR


1-III-08 I DE CUARESMA
CONVERTIRSE
“Tus sendas son Señor, misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza” Sal.24,10
El hombre, con frecuencia, anda por caminos erróneos que no le conducen ninguna parte, salvo a la propia destrucción. Al empezar la Cuaresma se nos invita a cambiar, transfórmanos, dar un giro empezar a recorrer un camino nuevo, es decir entrar por el camino de la misericordia y la lealtad por el que caminan lo que viven en alianza con el Dios de la vida.

8-III-08 II DE CUARESMA
CAMINAR
“Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida” Sal.145,9
El creyente que ha experimentado en su vida la acción liberadora del Señor, manifiesta como Abrahán, su voluntad de caminar en su presencia, en presencia del Dios de la vida.

15-III-08 III DE CUARESMA
AMAR
“Señor, tu tienes palabras de Vida Eterna” Jn.6,68
El salmo de este domingo habla de la ley, preceptos, mandatos, normas, voluntad del Señor. Palabras distintas que nos remiten al decálogo que Dios entregó a Moisés; Jesús lo simplifica en una sola palabra, un verbo: AMAR.

22-III-08 IV DE CUARESMA
HACER MEMORIA
“Que se me pegue la lengua al paladar, si no me acuerdo de ti” Sal.136,6
El fiel judío, prefiere quedarse mudo a olvidarse de su ciudad santa. Algo así debería sucedernos a nosotros si no tenemos a Dios presente en nuestras vidas. Dios que entregó a su único Hijo para que tengamos vida.

28-III-08 V DE CUARESMA
ARRANCAR
Oh Dios, crea en mi un corazón puro” Sal.50,12
Cuando el creyente cae en la cuenta que su corazón se ha endurecido, hecho insensible, cerrado a, los demás, de piedra,; suplica a Dios q para que le devuelva un corazón de carne, solidario sensible…en el que anide el Espíritu de Jesús.

2 comentarios:

Francisco Alonso dijo...

CLAVES PARA ENTENDER EL PORQUÉ DE LA CRISIS FINACIERA INTERNACIONAL. LUCES PARA SU SOLUCIÓN (V2)

Las Naciones Unidas han estado preparando, a lo largo de 2.008, un documento genérico con la guía para discutir sobre cómo financiar el desarrollo (Doha Draft Outcome Document). La negociación de este borrador se ha superpuesto con la crisis financiera internacional, originada en mercado de las hipotecas “subprime” (es decir, hipotecas realmente no avaladas) en EE.UU, que se ha extendido a casi a todo el sistema financiero.

Esta crisis, unida a la subida de los precios agrícolas y energéticos, ha tenido consecuencias muy negativas sobre la financiación del desarrollo… Y, como veremos, ambos temas van muy unidos, en los aspectos prácticos y éticos.

A nadie le cabe duda de que a la situación actual se ha llegado tras un largo periodo dominado por los resultados financieros inmediatos, descuidando las dimensiones propias de las finanzas, cuya verdadera naturaleza es propiciar el empleo de los recursos ahorrados allí donde más favorecen la economía real, el bienestar y el desarrollo de todo hombre, de todos los hombres.

Así las cosas la crisis financiera se ha originado en los mercados desarrollados, coincidiendo con una situación crónica de insuficiencia en los recursos destinados a sostener el desarrollo. Todo plantea, pues, una cuestión moral. La tesis que aquí se defiende es que atender esas cuestiones morales es más prioritaria que la urgencia de “apagar el fuego” porque, sin lo primero, siempre quedará el rescoldo que lo azuce de nuevo. Veamos por qué.

La crisis financiera actual es, sobre todo, una cuestión de confianza, tanto en su origen (ya comentado a propósito de las “subprime”), como en sus efectos: por ejemplo, en nuestro país la actividad económica se está aletargando porque los bancos no confían ni en el ciudadano (créditos hipotecarios) ni en el tejido económico (créditos a la empresa pequeña y mediana)… y todo ello se enzarza en una espiral desastrosa en la que desaparece empleo (con los ejemplos puestos porque disminuye la actividad de la construcción; y decae la actividad empresarial). Los bancos no confían, ni siquiera, entre ellos... es decir, no se atreven a dejarse dinero unos a otros...¡!. Y eso ya pone todo en entredicho, claro está.

Los flujos financieros que conectan a los países desarrollados con los de renta baja, presentan dos elementos paradójicos: 1) los países “pobres” son, de hecho, los que financian a los países ricos, que reciben enormes flujos por las fugas de capital privado y por las decisiones de aquellos gobiernos de apartar reservas oficiales bajo la forma de fórmulas financieras “seguras”, colocadas en los mercados financieros desarrollados, entre otros. Y 2) Las remesas de los emigrantes conllevan una afluencia de recursos que supera, con mucho, los flujos de ayuda pública al desarrollo.

En síntesis es como decir que los pobres del “Sur” financian a los ricos del “Norte” y los mismos pobres del “Sur” tienen que emigrar y trabajar en el “Norte” para sostener a sus familias del “Sur”.

El sistema financiero “offshore” (es decir, en paraísos fiscales; que no tributa) es un aspecto muy relevante de lo que nos ocupa. Baste decir, si se confirmara la información que circula, que los centros “offshore” rendirían cerca de 860.000 millones de dólares al año y corresponderían a una falta de entradas fiscales de 225.000 millones de dólares, más de tres veces el monto total de la ayuda pública al desarrollo de los países de la OCSE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

Esto es muy importante porque significa que, por esta vía, se erosiona la detracción fiscal sobre las empresas más grandes y más móviles en el campo internacional; y, por el contrario, se tasan más los factores productivos menos “móviles” como las rentas de los trabajadores y el beneficio de las empresas pequeñas, en donde está el empleo de muchosy la posibilidad inmediata de reactivar la economía.

Todo esto puede abordarse con regulaciones, sistemas de vigilancia, etc. Pero, de manifiesto ha quedado, las reglas elaboradas hoy con la experiencia de ayer casi seguro que no sirvan para las situaciones mañana.

Hace falta, pues, llegar al ser moral profundo de las personas, educándonos realmente en el ejercicio de la responsabilidad respecto al bien de todos, base de la vida social: el bien común universal, el destino universal de los bienes y la prioridad del trabajo sobre el capital: se presta con más facilidad a quien es “demasiado grande para quebrar” que a quien asume el riesgo de crear ocasiones reales (e inmediatas) de desarrollo.

Las claves para avanzar hacia ese futuro mejor que la crisis financiera nos exige, parecen ser: abandonar el uso especulativo del ahorro; utilización responsable de los recursos financieros públicos y privados; incremento del flujo de dinero y ayuda hacia los países con signos positivos inequívocos (potenciando la formación de trabajadores locales, la transferencia tecnológica y las prácticas administrativas responsables en vez de valorar los recursos mineros en beneficio de pocos –la élite económica o política local y el inversor extranjero-; reducción de la evasión fiscal mediante los paraísos fiscales; la inversión financiera en fondos éticos, en los términos aquí contemplados; no confundir los medios (los recursos financieros) con el fin (el desarrollo); condonación de la deuda externa de los países más pobres (pero no simplemente a base de dedicar a ello los recursos para financiar el desarrollo); y, en síntesis, visión ética de la actividad financiera y económica, en general.

Y, por supuesto buscar un consenso internacional en los foros en que todos los países están representados, como la Conferencia de Doha y sus sucesivas.

Francisco Alonso

(Extracto, con comentarios y opiniones propias, del artículo “Nota de la Santa Sede sobre la financiación del desarrollo”, de la Comisión Ponficia Justicia y Paz, aprobada por la Secretaría de Estado vaticana.L´Osservatore Romano, edición semanal en castellano, número 49 de 3.12.2008, Págs. 8 a 10)

(Muy interesantes, como complemento a lo dicho, los artículos publicados el El País de 2.03.09 "Nuevo Código Ético para el Capitalismo", de Angel Cabrera, rector de Thunderird (loc. cit. pág. 31) y "Entrevista a Angel Surría" (Secretario General de la OCDE) titulada "Todas las locomotoras económicas están en el taller de reparaciones" (loc. cit. pág. 23). Ambos artículos completan la visión, en algunas de las direcciones arriba apuntadas, de las soluciones para la crisis)

Esteban dijo...

Gracias Francisco...

Va siendo hora de que se vea que ser cristiano no es incompatible con tener una visión económica y social de las cosas y las consecuencias que tiene nuestra vida diaria en el prójimo.